Colección de maquetas construídas por Antonio Lara Villodres

Gran Bombarda

Usada en los históricos sitios de Setenil (1407), Zahara, Antequera (1410) y la propia Málaga (1487). Estas enormes bombardas de hierro fundido, por su gran peso (5000 a 6000 kilos), requerían de un gran número de operarios especializados para su servicio: artilleros o bombarderos, picapedreros, herreros, carpinteros, etc. Además, para el traslado de estas pesadas piezas, se tenía que allanar y deforestar previamente el camino para posibilitar su paso. Se contaba para ello con carros llevados por más de cuarenta bueyes. En ellos se trasladaban todas las herramientas, maderas y demás útiles necesarios para su montaje. Contaban algunas de estas grandes lombardas con un parapeto o defensa móvil, con el cual los servidores estaban protegidos de flechas, dardos y otros proyectiles arrojados por el enemigo. El artillero jefe, por su experiencia y pericia, mandaba situar en el lugar elegido la lombarda. Acto seguido, un nutrido número de carpinteros y artesanos iniciaban su montaje y preparación. En pocos días la gran pieza artillera estaba apunto para ser usada.


Cañón árabe del siglo XIV

Magali al Barud es la denominación árabe de este pequeño cañón de propulsión a pólvora. Este primitivo ingenio islámico andaluz del siglo XIV arrojaba flechas de hierro y su descripción e imagen aparecen en un tratado militar de ese periodo llamado Aniq fi al- manajiq, escrito por el sabio Ibn Arambugha al Zaradkas, quien lo presentó al comandante en jefe Mankali Bugha al Shamsi entre 1367 y 1372.
La imagen adjunta muestra el cañón sujeto a una base o fuste, también denominada cureña, ajustable de madera, la cual, por medio de un eje situado a un extremo, le permite elevar y bajar el tiro y con ello regular el mismo. Hubo otros ingenios más antiguos, parecidos a ollas o botellas metálicas, con una boca pequeña y su parte trasera más ancha que también arrojaban flechas. Los sabios Roger Bacon o Walter de Milemete describen en sus trabajos estos artilugios metálicos que fueron usados como cañones.
Este ingenio llegó a ser conocido y usado a todo lo largo del mundo islámico y, más tarde, pasó a toda Europa a través de España.

Los orígenes de la artillería a pólvora

Antes de pasar directamente a las armas que revolucionaron el Arte de la Guerra y dieron paso a otro concepto de la misma, incluiyo algunas de las citas bibliográficas donde se hace referencia a la utilización de estos primitivos artilugios bélicos en la Península Ibérica y la Europa medieval. Según señalan algunas crónicas andalusíes, el asedio de la ciudad de Niebla por las tropas de Alfonso X, en 1262, constituye al parecer, el primer indicio no contrastado de la utilización de la pólvora en nuestro país “desde las murallas, los sitiados musulmanes lanzaban contra las tropas cristianas, piedras y dardos con artificios y tiros de trueno con fuego”. Concretamente, en el libro árabe Schehanb Aldino, escrito a mediados del siglo XIII, se hace ya mención a estas máquinas en su obra geográfica de la artillería entre los árabes. Por otro lado, don Pedro, obispo de León, en su relato sobre el rey don Alonso VI, refiere, según afirma Fernando Herrera, que “a inicios del siglo XII los moros africanos usaron de esta Artillería contra los musulmanes de España, en una batalla naval”. El escritor Abu Abadía en su Crónica de España, refiere “que en el año 1312, el rey de Granada Abalualid llevó consigo al sitio de Baza una gruesa máquina, cargada con mixtura d azufre y, dándole fuego despedía con estrépito globos contra el alcázar de la ciudad”, lo que parece confirmar Pedro Mexia en la historia del rey Alfonso XI. Igualmente, Jerónimo Zurita, en los anales del rey don Alonso VI de Aragón, cuenta el terror ocasionado en aquel reino por la noticia del sitio de Alicante, que intentaba el rey de Granada en el año 1331. Entre otras máquinas dice que llevaba este soberano “una nueva invención de combate y eran pelotas de fierro que se lanzaban con fuego y ponía grande espanto”. A mediados del siglo XIV se desarrolló la primera batalla naval donde intervino una lombarda. El hecho ocurrió en 1359, en el puerto de Barcelona, en el que los catalanes, desde una nave anclada, efectuaron dos disparos contra la escuadra castellana de Pedro I que se encontraba encallada en la arena. El cronista del rey don Alonso XI, Juan de Villaraizan, refiere que “en el cerco de la ciudad de Algeciras, los moros de la ciudad lanzaban muchos truenos contra la hueste en que lanzaban pellas de fierro grandes, tamaña como manzanas muy grandes y lanzábalas tan lejos de la ciudad, que pasaban allende de la hueste algunas de ellas, é algunas de ellas ferían en la hueste”. En otra parte dice este mismo escritor que “de la barrera de la ciudad lanzaban saetas desde ballestas de torno, é de trueno, é otrosi lanzaban muchas pellas de fierro con los truenos”. Asímismo, el historiador P. Juan de Mariana refiere estas mismas noticias en sus crónicas de la Historia de España. También ha sido recogido en antiguas crónicas que el rey de Portugal, Duarte III, se sirvió de lombardas para combatir contra los franceses en el siglo XIII. Igualmente, existen diversas opiniones que aseguran que la utilización en Europa de estos artilugios fue más tardía, hacia el año 1366. Se cuenta que por esta época tenían los venecianos sitiada la ciudad de Claudia Fosa, que había sido ocupada por los genoveses. Unos alemanes llegaron entonces al campo veneciano y a estos les presentaron dos pequeñas piezas de fierro, alguna pólvora y bolas de plomo, con cuyo auxilio se hicieron dueños de la plaza. A esta época refieren el primer uso de la artillería distinguidos estudiosos de su evolución, como Luís Collado, Diego Ufano, los señores de San Remy y Le Blond. Por último, mencionar que las lombardas se usaron también en los sitios de Mentz, en 1320, Cambrai en 1339, París en 1350 y Orleáns en 1450. Estos y otros testimonios, que por prolijo no incluyo en estas notas, prueban que los árabes fueron los primeros que usaron la nueva artillería en España antes que se conociese en otras partes de Europa.

Pierriére

Máquina de origen francés, de consistencia ligera y rústica, utilizada durante los siglos XI al XV en la Europa medieval. Su manejo era bastante fácil, pues sólo es necesario el esfuerzo de la tracción humana. Su dotación era de 8 hombres, y la cadencia de tiro rápida, lanzando bolas de piedras de 3 a 20 kilos a una distancia aproximada de 50 a 70 metros. Esta máquina fue usada para la defensa de castillos y fortificaciones así como para efectuar cargas sobre los caballeros protegidos con armaduras. Con la aparición de la pólvora dejó de ser utilizada.

Bricola

Máquina de origen italiano muy utilizada a lo largo de los siglos XII al XV en la zona sur de Europa. Su funcionamiento estaba basado en el principio del balancín, pero con la introducción de un sistema de contrapeso consistente en placas de plomo adosadas sobre las piezas de madera y la viga. Actuaba mediante tracción humana.
Esta máquina medieval fue usada para defender fortalezas y torreones. Solía estar servida por unos 15 hombres y era capaz de arrojar bolas de piedra o material incandescente, con un peso de 20 a 60 kilos, a una distancia de 50 metros aproximadamente, con una cadencia de tiro de una cada 10 ó 15 minutos.

Einam

Máquina medieval de origen alemán basada en la tensión producida por dos resortes de acero situados a un lado y a otro de la viga que sostiene un cajón, reforzado y lleno de piedras. Su uso estuvo vigente hasta finales del periodo medieval. Su larga viga disponía en el extremo una cazoleta o cubo donde se alojaba el proyectil. Asimismo, en la viga llevaba una honda con la que podía arrojar piedras o cualquier otro proyectil al mismo tiempo. Al servicio de dicha catapulta estaban unos diez hombres. Se considera a esta máquina como uno de los ingenios más extraños y menos conocidos del periodo medieval.

Qaws ziyar (Máquina de torsión)

Durante el siglo XII, la tecnología bélica logra alcanzar en el imperio musulmán grandes logros como consecuencia, sobre todo, de sus conocimientos sobre el saber del mundo antiguo. A lo largo del mismo, se usaron armas de novedoso diseño, con sistemas de tensión más sofisticados y ayudados de tornos como esta máquina de propulsión por torsión que presentamos llamada qaws Ziyar. Esta máquina la descubrió el ingeniero Mar Bin Ali Al-Tarsusi a mediados de ese siglo y estaba construida sobre un armazón cuadrado de madera de roble desbastada. Todos sus tramos estaban ensamblados mediante grandes clavos de hierro. En sus laterales, se encontraban dos palas o brazos en forma de arco, sostenidos por madejas retorcidas de crines de caballo y seda. En el interior de la estructura estaba el sistema disparador, igualmente de madera de roble, consistente en una nuez, al igual que el de las ballestas, y mediante un canal abierto en el eje central, y con salida exterior, se alojaba un dardo. Las palas eran tiradas hacia atrás por unos tornos situados a la espalda de la estructura, ejerciendo así una fuerte tensión que servía para arrojar hacia el exterior el dardo de hierro. Realmente, se cree que esta máquina fue un invento más del ingeniero musulmán, quien realizó varios tratados militares para el gran Saladino, y que la misma no fue usada, dado su alto coste económico y su bajo rendimiento bélico.


Grúa medieval

Grúa de soporte móvil de la época medieval. Utilizada en la defensa de la ciudad escocesa de Berwick, atacada por los ingleses en 1319. Estas máquinas solían situarse en las partes altas de las torres o fortificaciones y se usaban tanto en tiempos de paz como guerra. En época de paz, para el abastecimiento del propio castillo, elevando a través de ellas materiales diversos. Y durante la guerra, para arrojar desde las torres haces de leña incendiados a los sitiadores, colgar cadáveres ajusticiados de enemigos, etc. Estas grúas estaban construidas en madera, y constaban de una gran viga o fuerte brazo, en cuyo extremo se situaba un contrapeso y en el otro una pala o parrilla, desde donde colgaban tres largas cuerdas con garfios. Normalmente era servida por un equipo de tres a cinco hombres.

Brigola

Antigua máquina militar construida para batir las murallas y fortificaciones. Gracias a unas pequeñas ruedas adosadas a su parte trasera podía ser girada con el objeto de cambiar el ángulo de tiro. Su sistema de proyección estaba basado en el contrapeso. Al parecer, uno de lo primeros hechos de guerra donde se habla de la brigola como máquina de artillería antigua se relata en Las crónicas de Pedro III el Ceremonioso. En ellas, se narra que el puerto de la ciudad de Barcelona sufrió un ataque por mar en el año 1340 por parte de las naves castellanas, el cual, fue rechazado, debido a estar instalada en la proa de la nave real una brigola cuyos ataques hicieron imposible el acceso a dicho puerto por las naves de Pedro el Cruel, y con ello, su definitiva retirada. Tras aquel encuentro, todos los navíos del rey aragonés fueron dotados de semejante arma artillera.


Trebuchet

Una de las más conocidas máquinas de asedio medieval fue el trebuchet, manjaneque o también conocido por trabuco. Usada esencialmente para batir las murallas de las ciudades enemigas con proyectiles que iban desde los 50 a los 100 kilos y un alcance efectivo de más de 300 metros. Estos ingenios trabajaban esencialmente con un contrapeso o balancín móvil de un peso de varias toneladas. Su larga palanca o mástil, en cuyo terminal se situaba una honda, proyectaba con gran violencia desde piedras hasta cadáveres hacia la ciudad sitiada. Aunque ha sido difícil situar cuando surgió exactamente este ingenio, según todos los indicios y estudios ya en China se usaba hacia el siglo III a. de J.C. Más tarde pasó al mundo persa y luego a Europa. A lo largo de los siglos XII al XV aparecieron varios modelos y tamaños, dependiendo de la función a la que eran destinados. Los trebuchets eran en sí armas lentas, su cadencia de tiro era de un disparo cada dos o tres horas, y necesitaba para su servicio de 15 hombres al menos.


Couillard

Máquina de origen francés, también llamada Biffa. Este ingenio debe su nombre a los dos contrapesos que lleva a un lado y a otro de la viga, a semejanza de los testículos. La couillard fue unas de las máquinas de guerra de contrapeso más perfeccionadas y usadas en Francia a lo largo de los siglos XIV al XVI. En sus inicios los contrapesos fueron grandes piedras o sacos de arena, y mas tarde, se utilizaron cajones de madera reforzadas de hierro conteniendo rocas o arena. El peso de dichos contrapesos, oscilaban entre los 1500 a 3000 kilos. Su viga, al final, como en todos estos ingenios, poseía una honda donde se alojaba el proyectil. Normalmente y por su envergadura, necesitaba para su empleo al menos de 4 a 8 hombres. La cadencia de tiro era de una cada diez minutos lo que la convertía en una de las más rápidas.


Lanzavenablos

Ingeniosa maquina militar usada en la Italia renacentista. Su diseño, al parecer, arranca de época más tardía, ya que se conocen prototipos simples de la misma a través de pinturas al fresco de los siglos IX y X. Estos extraños artilugios bélicos solían situarse en las zonas altas de las fortificaciones. El sistema de tiro de estas máquinas estaba montado sobre un fuerte armazón de madera y, en su interior, se alojaba un dispositivo mecánico impulsado por medio de un sistema de cuerdas y poleas. Cuando la tensión de las poleas era liberada, una serie de venablos situados en la parte alta de la propia máquina eran proyectados con gran velocidad hacia la infantería enemiga, causando numerosas bajas. Su manejo necesitaba de dos o tres servidores.

Mantelete

Su origen se pierde en el tiempo. Esta protección simple y fácil de fabricar, según arqueólogos y medievalistas, fue ya usada por los griegos y otras civilizaciones.
El mantelete estaba construido normalmente en madera y se usaba para la protección de los soldados en su avance hacia las posiciones enemigas. Su tamaño o forma dependía del grupo de hombres a proteger y del lugar. Algunos modelos poseían ruedas y mirillas por donde se observaba al enemigo. Otras máquinas semejantes en uso fueron apareciendo con el transcurrir del tiempo como fueron el Pluteus, la Vinea, la Manta, etc., ya recogidos en textos antiguos por autores latinos como Vegecio.

Mangonel inclinado

Maquina de guerra romana usada en los asedios. Su misión, al igual que otras, era la de arrojar piedras de pequeño tamaño o material incendiado mediante el sistema de torsión de madejas de tendones o pelos de animal a una distancia de 100 metros aproximadamente. Cinco hombres eran necesarios para su servicio, siendo la cadencia de tiro rápida, es decir, que su carga tardaba unos 15 minutos.
Su empleo estuvo muy difundido durante todo el periodo romano y se cree que cada legión estuvo dotada de al menos diez de estos ingenios.

Sambuca

La Sambuca fue una máquina móvil diseñada para los asaltos a las fortalezas en la Italia medieval. Su sencillo diseño hizo que fuera muy popular su uso en los asedios a las ciudades. La Sambuca era arrastrada mediante poleas, animales o hombres, y acercada a las murallas protegida por Manteletes y arqueros o ballesteros. Una vez acercada a la fortificación, los soldados accedían por la escala dispuesta para ese fin y asaltaban con ello la plaza. Durante el Medievo se diseñaron muchos modelos de esta máquina.
También es conocido que durante la época grecorromana los ejércitos utilizaron un tipo de Sambuca acoplada a los navíos de guerra, con el fin de asaltar las ciudadelas costeras.

Onagro

El onagro fue un arma ligera de asedio que tenía el cometido de arrojar piedras u otros proyectiles mediante un mecanismo de torsión, basado en una fuerte madeja de tendones de animales. Filón, sabio griego que vivió en el año 200 a. de J.C., habla ya en sus escritos de estos artilugios de guerra, así como Apolodoro. Pero fue a partir del periodo romano cuando escritores latinos como Vegecio, Amiano Marcelino y otros, las describieron con detalle.El sistema de tiro consistía en una pequeña viga en cuyo extremo había una cuchara donde se alojaba el proyectil, de pequeño tamaño y peso, el cual, una vez tensada la viga por el esfuerzo de cuatro servidores, era lanzado a una distancia de casi 800 metros.

Durante el periodo romano se usaron diversos modelos de esta máquina más perfeccionados, ligeros y fáciles de transportar. Su utilización fue poco a poco desapareciendo hasta llegar al siglo XII, donde se vuelve a usar, pero ya con el nombre de Mangonel.

Escorpión

El escorpión representó una de las armas más populares dentro de las legiones romanas, aunque su origen es griego (Euthytonom). Arma de campaña ligera, inventada, al parecer, hacia el 25 a. de J.C., era accionada por dos hombres. El sistema de tiro, igual al de su hermano mayor el Palyntonon, estaba basado en dos madejas de tendones de animal situadas entre un fuerte bastidor de madera reforzado por láminas de hierro o bronce. De cada madeja salía una pala a modo de ballesta, que una vez tensado fuertemente su arco, podía arrojar pequeños venablos o flechas a una distancia superior a los 100 metros. Según Vetruvio, cada legión estaba pertrechada con cincuenta de estas máquinas (imagen superior).
Durante la Edad Media se usó un tipo de Escorpión que lanzaba una jabalina mediante un sistema de palanca sostenido por una estructura de madera. Este ingenio podía corregir tanto la trayectoria horizontal como la vertical (imagen inferior). Solía estar servido por varios hombres.

Torres de asedio

Las torres de asedio fueron una de las máquinas de la antigüedad que más se usaron, en sus diversas versiones, para forzar la rendición de las ciudades fortificadas. Según los textos antiguos, los griegos construyeron enormes y pesadas torres con las que sitiaron a ciudades como Rodas, en el 305 a. de J.C. Durante el periodo romano también fueron usadas estas maquinas. Su utilización desapareció totalmente a finales de la Edad Media con la aparición de la pólvora.
Como ejemplo de estas máquinas bélicas, Antonio Lara ha recreado un modelo de torre de asalto utilizada en la conquista de la ciudad de Antequera (Málaga) por las tropas cristianas del Infante don Fernando (futuro Fernando I) en 1410 denominada Bastida Antequerana. La Bastida era una torre construida totalmente en madera, sin trabajar, de aquí su denominación, y de unos diez metros de altura aproximadamente. En su parte alta se alojaba un cajón almenado, forrado con cueros crudos de bueyes y allanado el pelo, desde el cual una dotación de ballesteros atacaban y defendían. Dicho habitáculo estaba sostenido por cuatro altas patas, cruzadas y con ruedas. La Bastida era acercada a las murallas o defensas enemigas mediante un torno o tornos, accionado por hombres. Según relatan las crónicas antiguas, varias de estas máquinas fueron traídas desde el Alcazar de Sevilla al sitio de Antequera, en el plazo de una semana, por varios caballeros, entre los que estaba don Juan Vázquez de Casasola, quien llevó a cabo las negociaciones con los regidores de aquella ciudad, la cual, estaba bajo el mando del walí Al Kármen. Antequera fue asediada y conquistada el 16 de agosto de 1410.